5 de septiembre de 2011




Me imagino en diez años con el mismo abrigo y la misma mirada vacía.
Me imagino en nueve años con el deseo que de no seguir el próximo igual.
Imagino, en 8 líneas, lo poco que lograré decir de mí ahora.
Me aproximo, en siete segundos, al leve recuerdo de quien no me recuerda.
Opino, en seis palabras, que nada llegará a cero.
Me pregunto cómo en cinco letras habita mi existencia.
Pienso cómo apuntar a mi voz con cuatro renuncias a mi amor minúsculo.
Me pierdo en la tercera intensión de escribir algo que me dé existencia.
Dudo ante la dualidad de mis colores.
Renuncio a mí en dos letras que se simplifican en una, una, una, una...