25 de marzo de 2009

♪♪Hey Joe, where are you goin' with that gun in your hand?♪♪

El gusto por el cine, el olor a tabaco, el vino empolvado, entre otros, son elementos que envuelven al espectador en un aire de cierta bohemia donde el erotismo y los ideales políticos se funden en estos tres jovenes. Por un lado, la grandes espectativas que se alojan en el extranjero, el choque con la cultura, lo público que en América es privado, las concepciones mismas del cuerpo, en fin; se encuentran, perviven y finalmente se trastocan en la estrecha (hasta un poco extraña, por qué no) relación de Mathew, Isabella y Theo. Respecto a esto, algo que sí hay que aceptares que la película alimenta el imaginario de los europeos frente al resto del mundo.
Por otro, las nociones de público y privado resultan bastante interesantes. En el primero pueden pensarse los elementos netamente históricos, que tienen un marco claramente específico (el levantamiento de los estudiantes fraceses en Mayo del 68), además de los aspectos políticos que si bien se debaten en momentos donde el trío está compartiendo, es afuera donde realmente juegan un papel fundamental. En el segundo, aspectos como el cine, el amor, el sexo, el vino, el hambre, la marihuana, etc., son los que ponen a interactuar a los protagonistas. Este espacio se convierte en una fraternidad donde el pudor opera por ausencia, donde el sexo se puede hacer mientras se concinan huevos, o ponderar el cine de Chaplin y la música de Hendrix en la tina caliente.
Por último, la superposición de las escenas cinematográficas es, sin duda, una de las mejores sensaciones de la película. Es decir, permite una fluctuación entre lo que se cuenta y esa intertextualidad con el cine que, sin más, deja al espectador un enorme deseo de ver, entender y sobretodo disfrutar el cine clásico.