13 de mayo de 2009

...Y mis huellas van quedando...

Acordada la cita con mi mejor amigo, termino mi cerveza fría y bajo a la trece para coger hacia el norte. El punto de encuentro: Plaza de Lourdes. Mientras empiezo mi recorrido miro qué materias tengo que adelantar para esta noche: voila! trabajo final cultura digital. Uiiii....piensa piensa....PiEnsA!(!!!!!) micropolíticas...micropolíticas...micro...política...
De pronto aparece algo. Fluye con el paso lento de mi caminata y por ahí se va mostrando.
Qué es el camino. Sólo un movimiento tan natural como la camitata nos permite despejar la mente cuando estamos congestionados, nos da el tiempo para fumar un cigarro sin complicaciones, nos aparta del estado estático en el que muchas veces nos refugiamos (nos quedamos tan comodos, como lo es el aula, la habitación, la mesa del computador,etc...). Pero al mismo tiempo, léase bien, miles de cosas se nos atraviesan para que las pensemos con el ritmo que sólo cada uno gusta llevar, por ejemplo, la publicidad, los carritos pequeños de dulces, las madres con sacos de una gamuza azul aguamarina con sus niños en brazos, la pinta extravagante de la muchacha, qué se yo, miles de cosas...
La propuesta de mi trabajo es el Camino, es decir, en qué medida es alterada la línea "mental" sobre la cual camina alguien en un diario vivir, en mi proyecto, en mi diario vivir. El movimiento tenue pero sísmico de las cosas que en una caminata cualquiera se da, cómo eso sugiere una prolongación de asuntos muchos más grandes (lo que sucede con lo micro para fundar lo macro).