4 de agosto de 2009

Una reflexión por la séptima...

Cuando uno se pregunta sobre el tipo de lecturas que tiene la mayoría de la población colombiana recuerda el momento en el que va caminando por la séptima y se encuentra con los libros pirateados de las confesiones y anégdotas de los recien liberados, reinsertados de los grupos al margen de la ley, etc., y sin duda, este resulta uno de los mayores indicios de su reflexión. Las preguntas son concretas: ?qué está leyendo la población colombiana más allá de TV y Novelas?, ?Por qué las editoriales deciden invertir más dinero en la publicación de este tipo de libros y no en producciones mucho más interesantes?, ?qué tipo de personas consumen este tipo de libros?, y sobre todo, ?qué hace la gente con lo que lee en ellos?

Fuera de todos estos problemas que surgen en la venta de libros actuales como lo son la piratería o el precio accesible a los legales, etc. (asunto que no está de más contemplar como una problemática que infiere radicalmente a los hábitos de lectura), y de la calidad literaria o de puro entretenimiento que contienen; este tipo de literatura representa algo que tanto editores como autores no tienen en cuenta a la hora de vender, y es el hecho de que éste uno de los distintos modos de abordar la realidad social y recostruir historia nacional. Con este tipo de literatura las personas levantan una historia que, como muchas otras cosas, les permite reconocerse en una colectividad. Por eso mismo la responsabilidad que tienen las editoriales de entregar al público un contenido tan específico como lo es la realidad nacional, debería ser mucho más grande.

Ahora, no pretendo resolver dicho problema, la verdad, luchar contra estas grandes editoriales resulta una empresa bastante compleja no sólo por los criterios de venta que tengan, sino porque (y tal vez sea mucho más importante) la costumbre de lectura de los colombianos está directamente relacionado con este tipo de libros. Sino que, más bien, intento poner un espacio de reflexión sobre esta situación: qué estamos leyendo (qué podríamos llegar a leer) la mayoría de los colombianos, cuáles son las reales posibilidades de un acceso al libro en otras partes del país que no sean las ciudades importantes, realmente qué podríamos hacer nosotros (individuos insertados en una situación social ventajosa -con respecto a otras personas-) desde nuestra casa, nuestra familia, etc.